Claro, la tasa debe bajar (motivo 1)
Ante los hechos dicientes de una
desaceleración de la economía colombiana, no quedará más remedio que una
disminución de las tasas de interés por parte del Banco Central. Esa, por lo
menos, es la receta clásica de los libros de texto para impulsar la economía y,
en un país donde estamos muy lejos de la heterodoxia monetaria creativa que se
inventaron en el mundo desarrollado (entiéndase Expansión Monetaria), la
aplicación de las recetas clásicas es lo mejor que se debe hacer.
Parece menester impulsar nuevamente
los sectores que hace un tiempo jalonaron el crecimiento económico y que al día
de hoy, han estado retrocediendo, especialmente el de la construcción, que es
muy sensible a la tasa de interés: tasas más altas, impactan el costo del
crédito y por ende, desestimula el mecanismo de transmisión al sector real de
la economía. Si el costo del crédito no baja, muy difícilmente se reactivaría
el sector a las tasas que se estaban viendo anteriormente.
Ahora bien, el otro punto es el
relacionado con si en el sector vivienda existe o no un precio muy alto en
algunas zonas del país y en algunos estratos particulares. Las bajas tasas
relativas de créditos hipotecarios en años pasados llevó a un incremento de la
demanda, lo que hizo subir los precios sustancialmente, mucho más de lo que fue
el crecimiento en poder adquisitivo de la población dispuesta a comprar
vivienda. Así, se conjugan al día de hoy dos factores que son los que dan para
pensar: de una parte, el que quiera comprar vivienda hoy, debe pagar más por un
inmueble parecido que si lo hubiera comprado años atrás; y de otra parte, debe
pagar un crédito más costoso.
Un ejemplo muy sencillo con
números:
·
Si compré una vivienda a 200 millones de pesos,
con un crédito al 8%, pagaría de intereses 16 millones de pesos por año (con la
simplificación extrema del caso, para efectos ilustrativos únicamente)
·
Si compré la misma vivienda a 300 millones de
pesos, con un crédito al 12%, pagaría de intereses 36 millones de pesos por
año.
El ejemplo anterior muestra el
punto clave de todo el proceso: el incremento en el precio de la vivienda más
el incremento en el precio del crédito, lleva a que personas en condiciones
similares en cuanto a ingresos, hoy en día destinen mucho más de sus ingresos
mensuales al pago del crédito hipotecario que el que compró la misma vivienda
años atrás.
Esa es una situación que
necesariamente debe corregirse, para impulsar de nuevo la economía. Si no se da
este avance con reducción de tasas, es posible que el sector no logre retomar nuevamente
una dinámica que impulse la economía colombiana como lo hizo hace algunos años.