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lunes, 28 de abril de 2014

A contar el secreto


A contar el secreto
Mucho se ha hablado de lo que ocurre en China recientemente. A algunos analistas, la desaceleración les parece un mal escenario, y a otros les llama la atención los problemas financieros. Pero muy pocos, especialmente en América latina, nos alcanzamos a imaginar lo que realmente estresa a los economistas e inversionistas chinos.

Es cierto que la economía se está desacelerando, y eso debe ser así. Una economía que durante 20 años creció basada en inversiones de capital, no puede hacerlo indefinidamente. Pero hoy, el verdadero problema, es la banca en la sombra y una serie de vehículos financieros locales, que estuvieron sustentados municipalmente, pero que se salieron de las manos y ya el gobierno central tuvo que entrar a revisar y, en algunos casos, a controlar.

Nadie sabe cuánto vale la banca en la sombra. Y eso es un problema mayúsculo, pues cualquier ‘default’ de una empresa con créditos en este sector,  podría tener algunas implicaciones que no nos alcanzamos a imaginar. Más o menos, la tasa de los repos demuestra si la economía está asfixiada por liquidez o no, y lo que se sigue notando es que cada vez que llega la fecha de ajustar el encaje por parte de los bancos, la tasa repo salta: todo el mundo sale a buscar recursos con el fin de cumplir la obligación. Pero no es una tasa cualquiera, son tasa, a veces, realmente escandalosas superiores al 14%.

Esto demuestra que la liquidez falta en la economía, los bancos tienen todo prestado, y aún no es suficiente. Pero al PBoC (banco central), le estresa la inflación, en un país en el cual, el conjunto es rico, pero sus ciudadanos no lo son tanto. Inflación sería un problema mayúsculo, en una población que, incluso hoy, es mayoritariamente rural.

Por eso se han prendido las alarmas en todo el mundo, pues si esto creara un efecto de bola de nieve dentro de la economía china, podría impactar no sólo su crecimiento, sino incluso el desempeño de otras muchas partes. Lo malo es que como es a la “sombra” y los intereses que pagan son cercanos al 40%, nadie revela verdaderamente qué es lo que tiene. Y por eso es que es tan difícil actuar. En términos sencillos, es como cuando el hijo decide hacer las cosas a escondidas, porque si se lo dice al papá, se expone a un castigo. Parece conveniente que el papá por un momento, posponga sus ganas de regañar, y que el hijo le cuente sus secretos.

domingo, 13 de abril de 2014

¿Quién está loco?


¿Quién está loco?
Al momento de escribir esto, el índice S&P 500 había caído cerca del 3% en sólo dos días. No es para nadie (no debería serlo ya) que muchos analistas están esperando una caída de las acciones norteamericanas (y en general, de las acciones desarrolladas) en verano o en otoño. Desde hace unos meses, yo había apostado por una caída en mayo, que se prolongaría por junio y parte de julio, momento en el cual, creo, que sería un momento de compra bastante interesante. Mejor comprar a 1.600 que a 1.850 el índice.

Sin embargo, algo que me llama poderosamente la atención de las cifras recientemente recibidas, es que los flujos hacia acciones siguen entrando, y la fuerza no es poca: las acciones norteamericanas recibieron la semana pasada, más de 6 billones de dólares, que se convierte en más del doble de lo recibido por las acciones emergentes, que luego del fuerte selloff de los últimos meses, se constituían en un activo atractivo.
¿Quién está comprando?

Si en casi todas las páginas de opinión, en todos los blogs, en toda parte la tendencia es generalizada de decir “esto se va a caer”, quién es el que sigue enviando recursos a la renta variable norteamericana. Mi teoría, es que las personas naturales quieren aún jugarle a las acciones estadounidenses. Y por eso, los flujos llegan por medio de ETF, instrumentos que si bien replican un índice, tienen la característica de una acción: se compran y se venden de manera muy fácil en las bolsas de valores donde estén listados.  

Mi teoría se sigue alimentando con que las personas naturales creen que pueden predecir el momento exacto en que todo esto cambie y pueden salir a vender. Así, pueden tener el mejor de dos mundos: si aún no es el momento de la corrección, se ganan la valorización; y en el momento de la caída, venden y capitalizan las ganancias.  Esto, que en teoría suena muy bien, tiene un grave problema: la evidencia ha demostrado que las personas no saben cuál es el momento adecuado, y generalmente, se quedan atrapadas con posiciones compradas muy caras, que se van desvalorizando.

Más aún, como todo el mundo se cree lo suficientemente inteligente para decidir cuándo salir, llegado el momento podría suceder una venta desordenada pues todo el mundo da la orden de vender, antes de que el precio siga cayendo. Esto, generalmente, es lo que sucede en las correcciones de los mercados, y por eso suelen ser tan dolorosas. 

La experiencia muestra que un portafolio bien diversificado es lo más adecuado en estos momentos. Pero, dígale a alguien con demasiado apetito de ganar, que se controle y piense en un escenario adverso. Y muy pocos están dispuestos a aceptar que están tomando decisiones erradas en momentos altamente inadecuados.

La pregunta es si los locos somos los que creemos que las acciones norteamericanas deben corregir, o los que siguen enviando recursos a ellas.

sábado, 5 de abril de 2014

El difícil arte de anticipar


El difícil arte de anticipar

Cuando me preguntan en qué trabajo, contesto muchas veces, en la anticipación. Esto me coloca en una lista de profesiones que tratan de ver el futuro, cada una con sus herramientas disponibles: desde los adivinos, pasando por la lectura de cartas, hasta profesiones más “formales” como la meteorología. Pero en principio, el asesor financiero busca decirle al inversionista, lo que va a suceder en algún momento del tiempo.
Esto conlleva sus riesgos y sus retos, pues podemos equivocarnos ampliamente, aunque cuando se equivoca en masa parece menos complicado (bien decía Keynes que es mejor fracasar de la manera tradicional, que ser exitoso de la manera no convencional); pero también el reto de que los inversionistas, generalmente, quieren saber con un grado de exactitud que es difícil de alcanzar. Por ejemplo, quisieran saber el día, hora y precio exacto al que deberían comprar o vender cierto activo.

Sin embargo, el estudio juicioso de momentos, tendencias, factores, entre otros, puede existir una clave de éxito relativamente alta. Esto no se trata de ciencia de cohetes, se trata de lógica y sentido común. Varios ejemplos de lo que ha sido cierto en los últimos meses:

1.       Que el precio del dólar frente al peso colombiano iba a superar los $2.000 en diciembre (nos “descachamos” un mes, pues lo logró en enero de este año. Que cuando alcanzara niveles cercanos a los $2.050, era momento de tomar unas utilidades y volverlo a comprar $100 más abajo. Y ahí va.

2.       Que los emergentes iban a repuntar, luego de un evento de bajada de calificación importante. Me remito a lo publicado por el periódico El Tiempo, el sábado 25 de enero de este año, en la segunda página (obviamente, firmado por mí): “..y que haya una reducción de la calificación soberana de un grande, como Brasil. Luego de esto, algunos flujos podrían volver a los emergentes (sic), valorizando sus activos y haciendo caer marginalmente el precio del dólar” (Diversificando Eficazmente con Dólares; El Tiempo, sábado 25 de enero de 2014). Por si quedan dudas, revisen otra de las publicaciones en las que hablamos del momento que se aproximaba para comprar emergentes:


El más reciente informe de flujos de inversión mostró que, en la semana monetaria terminada el 2 de abril, los emergentes recibieron recursos: la primera semana positiva de flujos de inversión este año, y los más altos desde octubre de 2013.

3.       Algo que me ha dado para discusiones y dolores de cabeza recientemente: que las acciones USA deben corregir. Esto no lo digo por tener una bola de cristal o leer el tarot. Es que está muy alta. Las métricas hoy ya muestran que sea el indicador que sea, todo está por encima de las medias de largo plazo, y que esto, inevitablemente, debe anticipar una caída. Muchos le dicen a uno “ave de mal agüero”; pero tarde o temprano, nos darán la razón.
4.       Las caídas son para comprarlas, especialmente si la forma fue, digamos, dramática (o muy pronunciada).  Eso le sucedió al dólar frente al peso colombiano, lo que sigue manteniendo mi perspectiva  de que en estos niveles, luce interesante. Y que podría, como puro activo de inversión, ser interesante.
Nota al margen: como han sucedido las cosas, lo que hemos anticipado ha ocurrido entre dos y tres meses antes de que haya ocurrido efectivamente.

Finalmente, una reflexión: esto de anticipar no es una ciencia exacta y está sujeta a equivocaciones garrafales. De hecho, las estadísticas no nos favorecen: se ha demostrado que para el grueso de los analistas, son menos los aciertos y muchas mas las equivocaciones. Por eso, cuando algo sale bien, es momento de mantener, ante todo, la humildad. Pero mirar, observar, leer, analizar (cosas que puede hacer cualquiera) son las herramientas para el oficio que desempeñamos.