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viernes, 25 de noviembre de 2016

Prediciendo el pasado

Prediciendo el pasado

Mirar hacia atrás y predecir lo que sucedió es muy fácil. Sin embargo, y solo a manera de ilustración, sí debemos tocar varios temas que se dijeron hace un par de meses. Entre ellos, que la mayor exposición a inversionistas internacionales, nos volvía más vulnerables, especialmente ante eventos que despertaran el temor en estos inversionistas que los pudiera llevar a salir corriendo de países como Colombia. Está sucediendo, y luego del triunfo de Trump, los grandes inversionistas institucionales que habían venido a los emergentes por las tasas atractivas de retorno, se han ido volando.

Los últimos informes de flujos muestran que se han ido más de 12 mil millones de dólares en menos de dos semanas, lo cual es cerca del 3% de los activos que tienen los extranjeros manejados en activos de países emergentes. No es mucho, es cierto, y eso es lo más preocupante: todavía, potencialmente, podría irse el 97% restante (no va a suceder, pero para decirlo en forma dramática).

Hace unos meses, decíamos, en un panorama así, el dólar se iba a volver cada vez más inestable. Y es lo que ha sucedido: si salían flujos, el dólar se iba a apreciar contra monedas como las latinoamericanas, lo cual es lo que ha ocurrido. El qué no era muy complicado de predecir, el cuándo es realmente lo que empieza a importar en estos momentos, pues como quedó demostrado, la reacción agresiva de los mercados financieros se da en menos de una semana. Ya tener una posición sobre el precio del dólar, tarde o temprano será una profecía con un alto grado de probabilidad de cumplimiento: el que diga que va a subir, le va a pegar, y el que diga que va a bajar, también. 

Poner valores extremos al precio del dólar, es ahora menos complejo, puesto que con los movimientos extranjeros cada vez es más factible llegar a ellos.  Nos vamos a “casar” con algunas predicciones: es igual de factible un dólar a $3.600 como un dólar a $2.600. Obviamente, tomar una de las dos posiciones va a ser más taquillero: si digo el dólar va a llegar a $.3600 y me mantengo en esa posición, cuando llegue allá, todos los reflectores estarán puestos sobre mí, pues es más fácil justificar el “se lo dije que iba a llegar allá”. Seguro que el dólar subirá a esos niveles, cuando la volatilidad aumente, y si se dan los planes de Trump de disminuir impuestos para las empresas y para las repatriaciones de capital que tienen afuera, el dólar puede tener un impulso adicional. 

Claro, mientras tanto el dólar podría volver a bajar, pero los analistas son expertos es en mostrar lo que pasó y si lo que pasó fue la posición con la que me jugué, mucho mejor. Tarde o temprano se va a dar la posición contraria (un dólar a $.2600), cuando veremos a los que tienen esa perspectiva decir “desde hace tiempo les dije que el dólar iba para allá” (así, hayan pasado 3 o 4 años desde que lo dijeron).  

viernes, 4 de noviembre de 2016

Soluciones presentes, afectaciones futuras

Soluciones presentes, afectaciones futuras
Uno de los temas de moda en Colombia es la reforma tributaria. No es para menos, luego de la caída de las rentas petroleras, y un inflexible gasto del gobierno, el Estado busca recursos para cubrir los faltantes que tiene. La forma más fácil, lógicamente, es recaudar mayores impuestos, que es la forma clásica como se financia la operación estatal, que no es de nadie y es de todos al mismo tiempo.

Esta reforma, sin embargo, tiene una carga impositiva fuerte para las personas naturales, que sentirán un rigor muy fuerte de manera inmediata, y que puede afectar temas futuros que no son evidentes al día de hoy, pues disminuye la capacidad de ahorro de una inmensa población. En un mundo en el cual cada vez se menciona la necesidad de ahorrar para complementar pensiones en la edad de jubilación, teniendo en cuenta que la expectativa de vida viene en aumento significativo, puede ser contraproducente desincentivar el ahorro presente de las personas (especialmente el de largo plazo que debe ir a complementar pensiones), pues su afectación se verá en el futuro, creando así, de pronto, un problema gigante del que no nos damos cuenta hoy, pero que impactará el ejercicio financiero a 40 o 50 años. Momento en el cual, por cierto, nadie tiene la capacidad de revertir una situación financiera adversa (pues la probabilidad de producir ingresos nuevos a los 80 o 90 años de edad, es muy limitada en la mayoría de personas).

La situación es muy sencilla: los incrementos impositivos disminuyen la capacidad de las personas para ahorrar, porque, sencillamente, se debe destinar más recursos al pago de impuestos, sean de manera directa (porque aumenta el impuesto de renta) o de manera indirecta (porque aumenta el precio de algunos productos por un mayor cobro de IVA). Pero, de otra parte, si no existen los suficiente incentivos al ahorro, el efecto es aún más marcado. Las evidencias desde los estudios de la sicología del inversionista han mostrado que ante un incremento en los impuestos, el ahorro se contrae de forma sustancial, pues pesa más el presente que la perspectiva de futuro en la cabeza de cualquier contribuyente.

Es decir, la gente hoy dimensiona que debe pagar más impuestos, por lo cual entra en una gran sensación de pobreza, disminuyendo el ahorro. Como muy pocas personas pueden visualizar su vida dentro de 30 años o mas en el futuro, sencillamente no ahorran pensando en que, durante la vejez sus ingresos van a ser menores, de que van a vivir mas, de que deben fondear unos gastos de salud creciente, por citar solo algunos temas relevantes.

Y si adicional a esto no se generan mecanismos efectivos y motivantes para que la gente ahorre, la situación puede ser muy complicada. En Colombia el problema de una población envejecida sin una base financiera fuerte no es tan evidente aún, pero ya que las cifras que comparan la  tributación de Colombia vs  los países de la OCDE están en el orden del día, también deberíamos tener en cuenta algunos datos que nos vienen de un país como Estados Unidos en el cual las autoridades andan muy preocupadas porque el ahorro que tiene una persona promedio próxima a pensionarse es de cerca de 10.000 dólares, es decir, una desfinanciación a gran escala que no le va a permitir afrontar de buena manera su etapa de jubilación.

Por eso es importante hacer el ejercicio total, y ver si la solución inmediata a un problema particular, no genera una afectación futura a gran escala, como la que hoy enfrentan los baby boomers en USA y que tiene al gobierno pensando en cómo hacer para proveer una vejez digna a estas personas.