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miércoles, 8 de junio de 2016

My Thoughts on Markets

De todo lo que he leído y analizado recientemente, este es el escenario que me he planteado que más me gusta sobre los mercados financieros:

·      Creo que efectivamente una corrección en las acciones norteamericanas es posible. Los indicadores que gustan a los analistas, como las relaciones PE, PV, entre otras, están altas. Las ganancias (E), llevan seis trimestres consecutivos cayendo, y es muy factible que eso lleve a una caída del indicador PE. Es claro que, es más fácil que caiga P, a que suba E, en una economía en desaceleración.

·      La pregunta es para dónde se va el dinero que sale de acciones cuando las acciones caigan. Me cuesta mucho pensar que alguien, en sus cabales, tome la decisión de invertir en un bono del Tesoro a 10 años a la ¨súper¨ tasa de 1.8% en que se encuentran en la actualidad, especialmente aquellos administradores de inversiones que necesitan retornos altos (léase, fondos de pensiones que empiezan a tener una gran cantidad de personas jubiladas, provenientes de los baby boomers). Así, me inclino a pensar que el destino serán tres: acciones europeas, probablemente acciones japonesas, y activos de mercados emergentes.


·      Con lo anterior, estoy ampliamente convencido que los bonos colombianos son un activo atractivo, tanto por flujos como por fundamentales económicos. Si creemos que la inflación en Colombia está llegando a un pico, dentro de poco empezará a caer y con ella, lo harán las tasas. Y eso debe llevar las tasas de los bonos a la baja, con el impacto positivo en el precio de estas inversiones. Determinar una rentabilidad potencial es muy difícil, pero no nos extrañemos de ver retornos cercanos al 15% en bonos de corto a mediano plazo, por un efecto de valoración a precios de mercado.

·      Algunos cuestionamientos para esta teoría serán: el paro agrario y el paro camionero, que han hecho subir en centrales de abastos algunos productos; la reforma tributaria con el aumento del IVA; el precio del dólar que aún puede tener algunas presiones; por citar las más evidentes. Creo que ninguna de estas representa una presión fuerte, sino que serán temas pasajeros que no deberían afectar la tendencia decreciente de la inflación.

·      La gran duda es la subida de tasas de la FED. Debe ser un tema que se va a dar temprano que tarde. Pero un indicador que me llamó la atención fue el relacionado con la deuda de las empresas norteamericanas: 6.6 trillones de dólares, habiendo añadido 517 mil millones de dólares en los últimos 12 meses; y con la relación más baja de efectivo a deuda desde antes de la crisis financiera de 2008. Esto me llevó a pensar que un aumento de 0.25% en el costo del crédito, implicaría que al año, las empresas deben tener la capacidad de generar 17 billones de dólares adicionales para poder pagar, únicamente, los intereses de dicha deuda. Considero que, si la FED hace bien el ejercicio, subirá la tasa cuando vea que este mayor valor de la deuda es autosostenible, es decir, que las empresas pueden crear el capital para pagarlo.

·      Mucho se habla de petróleo y de las decisiones de la OPEP. No hay tal. La OPEP parece que no se va a poner de acuerdo sobre nada trascendental. Es más, ya casi ni importa porque, desde hace algún tiempo es Rusia el mayor productor de petróleo. Por cierto, el petróleo no es una piscina debajo de la tierra. Es una roca porosa que si se deja de extraer, se seca. Por eso se debe seguir sacando el petróleo de los pozos abiertos. Esto simplemente para decir que, si bien creo que el precio del petróleo no debía ser 25 dólares, tampoco debe ser 50 dólares ya mismo. Alrededor de 40 sería un precio bueno, antes de que, por efectos de mediano plazo, sí se estabilice entre 50 y 60 dólares, pero eso debería tomar algún tiempo.

·       Si todo lo anterior se cumple, lo más lógico sería ver un dólar, hacia final de año alrededor de $2.800


·      Eso sí, sigo pensando, como desde hace mucho tiempo atrás, que Brasil va a terminar como Grecia después de los Olímpicos de 2004…es decir, con un fuerte dolor de cabeza por costear algo que no deberían haber costeado.  En Grecia los efectos se vieron 6 años después…no sé a Brasil cuanto tiempo le tome la caída completa.        

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